Sistema respiratorio
Al igual que los humanos disponemos de un órgano perfectamente adaptado para imprimir variaciones de presión en el aire espirado, las cuales interpretamos como risa, llanto, palabras, etc., las aves disponen de un órgano de canto, cuya función se asemeja parcialmente a la nuestra, actuando como válvula que regula los cambios de presión en la salida del aire de los pulmones y, por lo tanto, siendo responsable de su misión principal: la vocalización.
Su fisiología es semejante a cualquier otro pájaro cantor, pero su forma de expresión es el resultado de muchos años de evolución selectiva.
Las membranas timpánicas lateral y media del órgano del canto se encuentran sometidas a las variaciones de presión, producidas entre los sacos aéreos cervical o traqueal que rodean completamente el órgano del canto y el aire espirado de los pulmones, ocluyendo en mayor o menor medida la salida del aire y produciendo una vibración en las mismas, debido a las variaciones de presión en el aire espirado. Este cierre o colapso de las membranas timpánicas no obedece tan sólo al gradiente de preside existente en el órgano del canto, sino que los músculos laringeos intrínsecos, excluidos de los pájaros cantores, contribuyen a él de manera decisiva regulándolo.
Sin embargo, al hablar de semejanza parcial con la laringe humana, nos referimos a dos diferencias fundamentales; primeramente, a la posibilidad del pájaro cantor de usar las membranas timpánicas izquierda y derecha de forma independiente, produciendo un canto semejante a un dúo interno.
Según CALDER (1970), las notas o trinos de los pájaros no se producen por cambió del aire espirado de forma continua, sino que obedecen a una serie de "mini-respiraciones" con una frecuencia de 25 por segundo. Este hecho implica la gran ventaja de que no se ven obligados a hacer pausas forzadas para la siguiente inspiración, como ocurre en los mamíferos, sino que el giro puede mantenerse por un tiempo substancialmente superior de forma continua. Este fenómeno reviste gran importancia, dado que la duración del giro es un aspecto técnicamente valorable.
Sobradamente comprobado está que los diferentes giros que es capaz de emitir un canario, y más específicamente en lo relacionado con la frecuencia acústica que supone la distinción entre un sonido grave a uno agudo, lo logran, al igual que en la laringe humana, debido a una diferencia de frecuencia de vibración de sus membranas timpánicas. Así, por ejemplo, los tonos graves corresponden a una menor frecuencia vibratoria que los agudos; de tal manera, que los tonos más agudos serán los que posean una mayor frecuencia.
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